Embriagado de tí

Hoy he soñado contigo, por primera vez. Me encontraba en un lugar sin forma definida ni color aparente. No reconocía mi entorno y lo único que se me antojaba real, eras tú. No sabía exactamente dónde estábamos pero sospechaba que era el lugar aquel dónde se conciben los sueños.

Estábamos juntos. Hablando y riendo consumíamos nuestro tiempo. Sin darme cuenta, me descubrí acercándome a ti. Te acaricié el pelo, dejando que su textura inundara mis manos, dejando entrar en mí tu olor. Liberé con mis dedos tu cuello para recorrer cada centímetro de él, tomándome mi tiempo, empachándome de ti, del suave de tu piel, de su dulce olor, de su calor, del sabor de tu boca...

Embriagado de ti, desperté, pues como dijo el poeta, los sueños tienen costumbre de caerse por la mitad. Sin haber digerido aun lo ocurrido, me levanté. Como un extraño en una casa ajena, anduve unos pasos, inseguro aun de haberme despertado, buscándote, pues aun te sentía, porque el rastro de tu presencia me perseguía, mis manos te añoraban y mi boca seguía visitando tu cuello.

Decidí acostarme y dormir. Quería volver allí, al lugar dónde se cumplen los sueños, con la esperanza de encontrarme contigo una vez más. Porque es el único lugar donde los dos somos uno y no tenemos dueño.