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29 noviembre 2006

Queda prohibido de Alfredo Cuervo Barrero


¿Qué es lo verdaderamente importante?,
busco en mi interior la respuesta,
y me es tan difícil de encontrar.

Falsas ideas invaden mi mente,
acostumbrada a enmascarar lo que no entiende,
aturdida en un mundo de irreales ilusiones,
donde la vanidad, el miedo, la riqueza,
la violencia, el odio, la indiferencia,
se convierten en adorados héroes,
¡No me extraña que exista tanta confusión,
tanta lejanía de todo, tanta desilusión!

Me preguntas cómo se puede ser feliz,
cómo entre tanta mentira puede uno convivir,
cada cual es quien se tiene que responder,
aunque para mí, aquí, ahora y para siempre:

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarme un día sin saber qué hacer,
tener miedo a mis recuerdos,
sentirme sólo alguna vez.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quiero,
abandonarlo todo por tener miedo,
no convertir en realidad mis sueños.

Queda prohibido no demostrarte mi amor,
hacer que pagues mis dudas y mi mal humor,
inventarme cosas que nunca ocurrieron,
recordarte sólo cuando no te tengo.

Queda prohibido dejar a mis amigos,
no intentar comprender lo que vivimos,
llamarles sólo cuando los necesito,
no ver que también nosotros somos distintos.

Queda prohibido no ser yo ante la gente,
fingir ante las personas que no me importan,
hacerme el gracioso con tal de que me recuerden,
olvidar a todos aquellos que me quieren.

Queda prohibido no hacer las cosas por mí mismo,
no creer en mi dios y hallar mi destino,
tener miedo a la vida y a sus castigos,
no vivir cada día como si fuera un último suspiro.

Queda prohibido echarte de menos sin alegrarme,
odiar los momentos que me hicieron quererte,
todo porque nuestros caminos han dejado de abrazarse,
olvidar nuestro pasado y pagarlo con nuestro presente.

Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen más que la mía,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha,
sentir que con su falta el mundo se termina.

Queda prohibido no crear mi historia,
dejar de dar las gracias a mi familia por mi vida,
no tener un momento para la gente que me necesita,
no comprender que lo que la vida nos da, también nos lo quita.

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21 noviembre 2006

Profundo Seis



Si supieras que este es el último día de tu vida… ¿Qué ocurriría...?


Que lo catastrófico, se convertiría en relativo...

Imagen: Amence en El Masnou by Glòria.

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20 noviembre 2006

Mi silencio oculto

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19 noviembre 2006

Viaje a ninguna parte

El soñador andaba perdido por un lugar extraño. Guiado por la mirada de la luna, caminaba por un paraje rodeado de edificios que antaño desafiaban al cielo pero que ahora yacían disgregados por el suelo junto a infinidad de fotografías que asfaltaban el camino, como un inmenso puzzle de recuerdos y escombros. Las farolas cabeceaban alejándose de sus eternos 90 grados y ningún sonido adornaba el ambiente. La única compañía sonora era su cada vez más rápida respiración y el lenguaje de sus pasos. Buscó un lugar dónde poder descansar. Encontró un banco o más bien un pariente anciano de lo que debió ser en otro tiempo un banco y se tumbó.

El soñador, como buen soñador, volaba sin alas. Así que cerró sus ojos y se evadió. En un instante todo había cambiado. Abrazado por sol, caminaba un terreno en otro tiempo andado. El cielo hacía gala de su nombre con toda intensidad y los árboles danzaban al son de un viento caprichoso que movía sus extremidades en un frenético oleaje. Pero el viento venía adornado por el manto invisible de un olor familiar. Un aroma que fluía acariciando sus fosas nasales sin ser identificado y se adueñaba de sus pensamientos. Un recuerdo vestido de fragancia que devolvía a su memoria un reflejo dorado. Perseguido por ese olor pretérito llegó a la calle de los recuerdos pasados. Y allí recordó.

Recordó un tiempo en el que la amistad se bebía a tragos largos. Un tiempo en el que los problemas eran anécdotas. Recordó un tiempo en que sus manos pintaban caricias, que sus brazos regalaban calor. Un tiempo en el que sus labios dibujaban versos, de largos paseos bajo la lluvia, de risas sin prisas, de charlas sin fin. Un tiempo repleto de sueños e inquietudes regadas de pasión.

Un familiar reflejo inundó sus ojos. El rastro de una melena rubia dibujaba en el aire la señal del camino que debía seguir. Pero el primer paso murió en el intento. Sus pies se hundían y no podía hacer nada. La realidad comenzaba a devorarlo.

El soñador despertó de su sueño y se encontró de nuevo inmerso en aquel entorno de pesadilla que era su propia realidad. Tomó una decisión. Decidió jubilar su mote y enfrentarse a la verdad. Era hora de despertar, de dejar de soñar y arreglar ese desastre en el que se había convertido su vida. Buscó una pala y empezó a limpiar todo aquel desorden.

Apareció ante él una escalera, miró arriba y descubrió una presencia que lo observaba. No conseguía distinguir quién era, tan solo podía sentirla. Hasta él llegaba de nuevo ese manto invisible que le abrigó en su sueño, ese olor intenso y embriagador. ¿Son los sueños realidad o es la realidad un sueño? Se preguntó... Daba igual… Coronaría aquella escalera y escaparía de allí siguiendo el rastro de aquella melena rubia que tanto empeño se había tomado en hacerlo despertar.

Imagen: Lost Coyote

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18 noviembre 2006

Porque...

... deseo seguir contigo,
seguir compartiendo tu camino,
sentir que estas a mi lado,
como siempre había soñado.

Porque busco en tu mirada,
en el terrenal color de su morada,
esa puerta que me revele el lugar
por dónde a tu corazón poder entrar.

Porque deseo seguir pensando,
porque te pienso,
te pienso cada momento del día,
porque me acuesto y aun te pienso.

Porque seguiré sintiendo lo que siento,
aunque a veces sea un tormento,
más cuando al acercarme a ti pretendo
y con tu duda siempre me encuentro.

Porque me siento vivo,
porque si estas cerca tiemblo.
Porque eres bella
desde el pie hasta el alma.

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